“Mi experiencia con el alcohol”
En el año 1997 terminé mi carrera de Psicología, pero fue tres años antes cuando me interesé por las personas que tenían problemas con las sustancias (alcohol, pastillas, cocaína, etc). De hecho, mis primeros contactos con las adicciones sucedieron mientras estudiaba; en este tiempo colaboraba con Proyecto Hombre, concretamente con el grupo de adolescentes.
Sin embargo, con la Asociación Despertar me adentré en la enfermedad alcohólica. Despertar es una asociación sin ánimo de lucro, situada en el barrio de Pino Montano de Sevilla. Esta asociación la creó en el año 1996 un grupo de enfermos/as alcohólicos rehabilitados. Y con ellos y dos compañeros más, un médico y una trabajadora social empecé a trabajar.
La Organización Mundial de la Salud, define el alcoholismo, “síndrome de dependencia del alcohol” como: “la dependencia es un conjunto de fenómenos conductuales, cognitivos y fisiológicos que pueden aparecer después del consumo repetido de alcohol. Estos fenómenos típicamente incluyen deseo intenso de consumirlo, dificultad para controlar el consumo, persistencia del mismo a pesar de las consecuencias perjudiciales, mayor prioridad al consumo frente a otras actividades y obligaciones, aumento de la tolerancia al alcohol y abstinencia física cuando el consumo se interrumpe”.
Así comencé a entrevistar y evaluar hombres, mujeres, jóvenes y mayores que presentaban los síntomas anteriores. También aprendí cómo esta dificultad afectaba a parejas, madres, padres, hijos/as.
La formación que recibí posteriormente en terapia relacional sistémica me fue útil para ayudar a estas personas a que mejoraran sus relaciones y a que tomaran conciencia de cómo cada uno influye en los demás.
También trabajé con personas sin hogar adictas al alcohol, algunas de las cuales lo habían perdido todo a consecuencia de la adicción, a otras sin trabajo o con trabajo precario, que estaban solas o pasaban por situaciones de separaciones, divorcios o perdidas familiares que habían desarrollado la enfermedad.
A lo largo de mi carrera profesional, he podido comprobar como la terapia cognitiva-conductual puede ayudar al paciente alcohólico a tomar conciencia de la enfermedad, conocerla, identificar los síntomas, aprender a prevenir recaídas, modificar los pensamientos negativos que tanto daño hacen, afrontar situaciones de riesgo, poner en práctica técnicas de relajación… Pero observé que aún se necesitaban más estrategias que me ayudaran, ya que muchas de las personas adictas al alcohol no están solas, tienen familias, las que ellos han creado o sus familias de origen y también necesitan que se les tomen en cuenta, se les escuche, se les ayude a comprender y aprender estrategias para ayudar a su familiar, ser comprendidos y entre todos mejorar las relaciones familiares. Es decir, que cada miembro de la familia pueda recuperar su lugar en ella, sus responsabilidades sin extralimitarse, y defender sus derechos sin recriminaciones.
A medida que pasaba el tiempo mi curiosidad me llevo hasta el Psicodrama “el teatro de la improvisación”. El Psicodrama permite que las personas puedan comprender lo que piensan, lo que sienten, cómo se comportan y que puedan modificar aquello que no les ayuda, que no les hace sentirse a gusto consigo mismo.
Lo importante de todo esto, es saber que muchas de las personas que he conocido en estos dieciseis años, vencieron la enfermedad con mucho esfuerzo, constancia, ayuda de los demás, de los grupos de autoayuda, de sus familias y amigos y de todas las personas que colaboran con esta causa. Ahora que se acerca el día 15 de noviembre, día mundial sin alcohol, quiero felicitar a todos esos hombres y mujeres que luchan cada día para vencer esta adicción y agradecerles todo lo que he aprendido de ellos/as y con ellos/as.
Si esta es tu situación, es interesante que busques ayuda, para ello existen las asociaciones de alcohólicos rehabilitados, los servicios provinciales de drogodependencia, médicos y psicólogos especialistas en adicciones.
Lola Galeote Cobos
Psicóloga
www.lolagaleote.com