Un año más luchando para eliminar la Violencia de Genero y sigo pensando alternativas acerca de cómo todos y todas podemos contribuir para erradicarla.
Mi experiencia clínica de estos últimos cinco años trabajando con mujeres víctimas de violencia de género, me han servido para darme cuenta de cómo influye el haber nacido y aún pertenecer a una sociedad patriarcal y androcéntrica.
¿Quién ejerce el poder?, ¿sobre quién se puede ejercer poder? Pienso que sólo las personas que se sienten con el derecho, o a quién otr@s se lo otorgan, puede ejercerlo.
Durante muchos, muchos años, al hombre se le ha otorgado este poder y la mujer se ha sometido o aceptado esa situación.
En resumen, para que exista una persona con poder tiene que existir una persona débil. ¿Y qué pasaría si las personas débiles se empoderaran? Yo creo que la balanza tendería al equilibrio y disminuiría la Violencia de Género.
Me parece increíble, que en la época en que vivimos aún nos quede tanto para conseguir la igualdad, pero a la misma vez pienso, “si yo, que estoy sensibilizada, tengo que luchar cada día en mi propia vida por la igualdad, ¿cómo concienciar al resto?.
Conseguir una sociedad igualitaria, feminista, no machista ni hembrista, nos daría la oportunidad a hombres y mujeres a establecer relaciones afectivas más saludables, una crianza y cuidado de nuestras personas mayores compartida, más tiempo para conciliar y disfrutar en sociedad.
Es importante recordar que hombres y mujeres estamos en el mismo equipo.
Aún sigo escuchando que el feminismo es el contrario del machismo y lo escucho en ambos sexos y en distintas edades.
El Feminismo no es lo contrario del Machismo, lo contrario del Machismo es Hembrismo.
El Feminismo defiende la igualdad de derechos y oportunidades de hombres y mujeres, partiendo de que fisiológicamente somos diferentes, ni mejores, ni peores, sino diferentes. Y la Igualdad es contraria a la Violencia de Género.
Cada día, sigo atendiendo a mujeres a las que sus maridos no les permiten conducir “porque las mujeres conducen peor”, ¡como si esto fuera algo genético!, que no pueden vestir libremente “porque las faldas cortas y los escotes provocan a otros hombres”, o que no pueden decidir sobre la economía de su propio hogar “porque ellas no trabajan fuera de casa, no traen un sueldo”.
Estos comentarios me entristecen mucho y sobre todo porque, aunque estamos avanzando, estas funciones siguen sin estar valoradas, como ocurría antaño.
¿Habéis pensado alguna vez, cuánto costaría contratar a una persona que hiciera las labores de un ama de casa? Calculadlo, porque es el dinero que esa mujer aporta a su hogar, sin fines de semana ni vacaciones. ¿De qué tipo de trabajo hablamos?
¿Qué es lo que sigue pasando hoy en día? Todos y todas somos valiosos/as, tenemos derecho a tomar decisiones, a equivocarnos, a decir que no, e incluso a cambiar de opinión.
¿Qué podemos hacer para que estas personas (hombres y mujeres) que aún piensan que sólo uno de los sexos, concretamente el hombre, tiene el poder?
¡Hagamos que todos y todas seamos poderosos/as!
He llegado a la conclusión de que el Empoderamiento es necesario para sentirnos miembros importantes de esta sociedad a la que representamos.
Es importante que las mujeres sientan que son personas queribles y confiables por sí mismas, no por la presencia de las personas que tienen al lado.
Que se sientan capaces de tomar decisiones, “-conducir, trabajar, delegar, hacer deporte o disfrutar con otras personas en su tiempo libre. Que pueden cambiar de opinión, “lo que sirve hoy, puede que no sirva mañana” y que no sienta por ello “-que está sacando los pies del plato-”, por estar en desacuerdo.
Y no me gustaría despedirme sin recordar que a los hombres durante siglos, la sociedad también les ha dicho cómo tienen que comportarse, cómo pueden o no expresar sus emociones y de qué forma tienen que salvar o decidir por las personas débiles.
¡Qué responsabilidad más grande, tener que estar siempre al pie del cañón!
“-Porque los hombres no lloran, tienen que ser fuertes, mantener a su familia, trabajar fuera de casa, no pueden jugar a cosas de niñas, o hacer cosas de mujeres, vestir de determinada forma-”. Tanto a unos como a otras nos restan libertad.
Eduquemos a nuestr@s hij@s y reeduquémonos a nosotr@s mism@s, ¡igual esto nos lleva a sentirnos más felices con nosotros y con los demás y a contribuir para erradicar la Violencia de Género!
-¡Feliz Día!